jueves, 22 de octubre de 2015

Consecuencias de la comida chatarra


Desde que somos pequeños se nos enseña que debemos evitar, o al menos consumir con poca frecuencia, alimentos como los caramelos, las galletas dulces o saladas, las rosquillas, las patatas fritas, las hamburguesas y todo lo que se conoce como "comida chatarra". Esta alerta se establece como uno de los principales mandatos para cuidar nuestra salud, ya que las consecuencias de la comida chatarra consumida en exceso pueden ser realmente peligrosas.
La comida chatarra designa a todos aquellos alimentos que no poseen valor nutricional y que lo único que nos suman son calorías, azúcares, sal y grasas saturadas. En resumen, la comida chatarra es muy poco saludable y, si no nos cuidamos de ella, estas pueden ser las consecuencias:


Deficiencias nutricionales

Nuestro organismo necesita ciertos nutrientes esenciales para que cada una de sus funciones se cumpla correctamente. Esos nutrientes los incorporamos a través de nuestra alimentación: si nuestra alimentación se basa en comida chatarra -que por definición es poco nutritiva- entonces nuestro organismo carecerá de esos nutrientes que necesita como, por ejemplo, la fibra, el calcio, el magnesio y las grasas omega-3.
La comida chatarra satisface el hambre y el deseo de comer algo rico, pero no los requerimientos nutricionales del cuerpo para mantenerse sano y protegido contra las enfermedades. Por ello, para cuidar nuestra salud se recomienda reducir la cantidad de comida chatarra de nuestra alimentación y, en tanto, aumentar el consumo de hortalizas, frutas y granos enteros, que son alimentos nutritivos y saludables.

Aumento de peso

Dentro de las llamadas comidas chatarras se encuentran los alimentos ricos en grasas saturadas y colesterol, los alimentos procesados, azucarados, fritos y altos en calorías, por lo tanto el aumento de peso es una consecuencia ineludible de consumir este tipo de alimentos con frecuencia. Esto, a su vez, es un factor de riesgo importante para desarrollar obesidad.

Resistencia a la insulina

Cuando el consumo de hidratos de carbono -presente en dulces, alimentos horneados o patatas fritas- es elevado, se crea el riesgo de generar resistencia a la insulina en el organismo. Lo mismo ocurre con los alimentos de alto índice glucémico, como las patatas, los caramelos, los cereales azucarados y productos de harina blanca. Esta condición aumenta a su vez el riesgo de diabetes, ya que las células no responden a la insulina, lo que acumula la cantidad de glucosa en sangre. La acumulación de glucosa o azúcar en la sangre, por si fuera poco, promueve también enfermedades del corazón.

Problemas cardiovasculares

Si bien nuestro organismo requiere cierto consumo de grasa para obtener energía, la comida chatarra nos provee grasas en exceso que dañan nuestra salud, como las grasas saturadas o grasas trans presentes en las hamburguesas, la pizza, las galletas dulces, las patatas fritas y los helados. Estas grasas son peligrosas para la salud de nuestro corazón. Además, los alimentos procesados suelen ser ricos en sal o sodio, y este elemento consumido con frecuencia eleva el riesgo de accidentes cardiovasculares e hipertensión.  

lunes, 5 de octubre de 2015

La importancia del desayuno

¿Qué ocurre si no desayunamos?

Algunas de las consecuencias de saltarse el desayuno son decaimiento, falta de concentración y mal humor, debido al déficit de glucosa -nuestro principal combustible energético- que produce el ayuno. Hay que recordar que a primera hora de la mañana el organismo lleva ya entre 8 y 10 horas sin recibir ningún alimento. La falta de glucosa empuja a nuestro cuerpo a quemar otras reservas energéticas, lo que causa múltiples alteraciones en el normal funcionamiento orgánico. En edades escolares, esto condiciona el aprendizaje y acarrea un descenso del rendimiento, ya que la capacidad de locución o expresión, de memoria, de creatividad y de resolución de problemas quedan particularmente afectadas. Estas observaciones han sido verificadas tanto en niños que presentaban una alimentación equilibrada en su conjunto como en niños que presentaban una alimentación insuficiente. Por todo ello, se puede considerar que el desayuno es un hábito alimentario que llega a condicionar el estado físico, psíquico y nutricional, pero no sólo de los niños y adolescentes, sino en personas de todas las edades.

Beneficios de un buen desayuno

Diversos estudios demuestran los beneficios para la salud relacionados directamente con la toma de un desayuno equilibrado:
Mejora del estado nutricional (grado en el que nuestras necesidades de energía y nutrientes quedan cubiertas mediante los alimentos que consumimos). Tomar un buen desayuno ayuda a realizar ingestas más altas de la mayor parte de los nutrientes que el organismo precisa. Las personas que no desayunan suelen seguir una dieta de peor calidad, mientras que quienes lo hacen, suelen hacer una dieta menos grasa y más rica en fibra, vitaminas y minerales.
Grasa. Si el desayuno incluye: tostadas, pan, cereales de desayuno, galletas sencillas, etc., el consumo diario de grasa es menor. El consumo de estos alimentos contribuye a aumentar los aportes calóricos realizados a partir de los hidratos de carbono, reemplazando otros con mayor contenido graso (bollería industrial, repostería, etc.).
Fibra. Si se incluyen cereales de desayuno o panes integrales, las posibilidades de satisfacer las necesidades de fibra son mayores.
Vitaminas y minerales. El desayuno contribuye significativamente a los aportes diarios de vitaminas y minerales. Estudios realizados en población infantil en distintos países han evidenciado aportes significativamente inferiores para ciertos minerales (hierro, calcio, magnesio y cinc) y vitaminas (tiamina y piridoxina) en los que no desayunaban en comparación con los que consumían esta ración.
Control del peso. Las personas que desayunan mantienen el peso dentro de límites saludables en mayor medida que las que omiten esta ración. El hecho de repartir las calorías durante el día en 4 ó 5 comidas, ayuda a que no se sobrecargue ninguna de ellas. Esto también contribuye a evitar picar entre horas (snacks, golosinas, bollería y otros dulces, refrescos, etc.), factor muy importante a la hora de controlar el peso.
Rendimiento físico e intelectual. Las personas que omiten el desayuno ponen en marcha una serie de mecanismos en el organismo (descenso de la hormona insulina y aumento de cortisol y catecolaminas...) para mantener la glucemia (nivel de azúcar en sangre) en valores aceptables. Estos cambios hormonales alteran o condicionan la conducta e influyen negativamente en el rendimiento físico e intelectual.

¿Cómo es un desayuno equilibrado?

El desayuno debe suponer entre el 20 y el 25% de las calorías ingeridas a lo largo del día. Para que sea equilibrado, deben estar representados como mínimo los siguientes grupos de alimentos: lácteos (leche, yogur, cuajada, requesón...), frutas y cereales (pan, tostadas, cereales de desayuno, galletas...). Aparte de estos, también pueden participar otros alimentos, como derivados cárnicos y dulces, en cantidades moderadas.
Cereales. Proporcionan hidratos de carbono que aportan energía, vitaminas y minerales. Los cereales integrales aportan, además, fibra.
Lácteos. Contienen proteínas de calidad, calcio, vitaminas A y D, y vitaminas del grupo B (principalmente riboflavina o B2).
Frutas. Aportan hidratos de carbono, agua, vitaminas, minerales y fibra.
Derivados cárnicos. Jamón cocido o serrano, fiambres poco grasos (de pollo o pavo), embutidos... Contienen proteínas de calidad con función formadora (de construcción de tejidos y células) y cantidades variables de grasa con función energética.

Alimentación saludable

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Una alimentación saludable es aquella que aporta todos los nutrientes esenciales y la energía que cada persona necesita para mantenerse sana.

Una persona bien alimentada tiene más oportunidades de:

    • Desarrollarse plenamente 
    • Vivir con salud 
    • Aprender y trabajar mejor 
    • Protegerse de enfermedades. 

La alimentación variada asegura la incorporación y aprovechamiento de todos los nutrientes que necesitamos para crecer y vivir saludablemente. 

Alimentarse saludablemente, además de mejorar la calidad de vida en todas las edades, ha demostrado prevenir el desarrollo de enfermedades como: 

    • Obesidad 
    • Diabetes 
    • Enfermedades cardio y cerebrovasculares 
    • Hipertensión arterial 
    • Dislipemia 
    • Osteoporosis 
    • Algunos tipos de cáncer 
    • Anemia 
    • Infecciones 
Para comer sano se recomienda:
    • Distribuya los alimentos en 4 comidas principales y 2 colaciones 
    • Modere el tamaño de las porciones 
    • Consuma por día 2 frutas y 3 porciones de verduras de todo tipo y color     
       preferentemente crudas 
    • En el almuerzo y en la cena, la mitad del plato que sean verduras y de postre una 
       fruta 
    • Incorpore legumbres, cereales integrales, semillas y frutas secas. 
    • Consuma carnes rojas o blancas (pollo o pescado) no más de 5 veces por semana. 
    • Cocine sin sal. Reemplácela por perejil, albahaca, tomillo, romero y otros 
       condimentos. 
    • Evite el uso del salero en la mesa. 
    • Limite el consumo de azúcar y alcohol. 

jueves, 1 de octubre de 2015

¿La comida que dice ser saludable es realmente más sana?

Vivimos en un mundo en el que cada vez más se habla de la comida saludable como algo que tiene una etiqueta determinada. De hecho, casi todos los productos que llevan algún tipo de etiqueta de este estilo suelen costarnos más que los habituales. Pero, ¿realmente esmás sana esta comida? Hoy te contamos algunas cosas que debes saber sobre el tema.

Lo light y lo saludable

Lo primero que debes saber es que lo saludable no tiene nada que ver con las bajas calorías que nos prometen los alimentos de dieta y lights. Es más, estos alimentos generalmente no son más sanos. Para producirlos se recurre a fórmulas químicas que eliminan propiedades que no interesan y se buscan sustituciones que no son siempre más saludables que lo que tenían originalmente.


Por lo tanto, la comida saludable no es la light. Ni tampoco hay que buscar ninguna etiqueta que ponga natural, sano, saludable o orgánico. Lo mejor que puedes hacer si quieres comer bien sin que el bolsillo se resienta es apostar por aquellos productos que no contengan elementos químicos, o que los contengan al menos en menores cantidades. Lo natural es comer los alimentos tal y como estos son.